Wilhelm Waetzoldt
La inspiración, esa bocanada de aire que hace brotar la creatividad
La mirada con la que observamos el mundo confluye de cientos de miradas anteriores, algunas ocultas, que han ido penetrando en nuestra retina a lo largo de nuestra vida. Cada olor, paso, paisaje, palabra… nos puede evocar algo del pasado o alguna idea intangible que corre por nuestro interior aun sin forma, solo con esencia, inmaterial y que ignoramos exactamente en que se convertirá.
La inspiración, esa bocanada de aire que hace brotar la creatividad, la cual algunas veces se materializa y otras acaba desvaneciéndose, y es que, como bien escribe el historiador del arte Wilhelm Waetzoldt (1880-1945), “de la idea a la obra terminada hay aún un camino largo y espinoso”.
Ni en las cuestiones planteadas, ni en las soluciones propuestas, pretende ser algo completo; sería el procedimiento más seguro para destruir lo que es objeto de este libro: despertar y fomentar el amor al arte.
Wilhelm Waetzoldt en Tu y el Arte
Sacrificio, esfuerzo y perseverancia que de forma imperativa se han de hacer con sentimiento y amor, nos recuerda Waetzoldt en su obra Tu y el Arte, porque la creación es algo que forma parte de nuestro espíritu, es como una pequeña parte de nuestro mundo interior que moldeamos bajo nuestra visión para aportar aquello auténtico al mundo exterior al que todos tenemos acceso y una vez materializado, como espectadores tenemos la libertad, que no limitación, de interiorizar, a nuestro modo, la creación que el artista comparte.
El título de la obra de Waetzoldt es evocador, Tú y el Arte, así como las tres partes diferenciadas del libro: devenir, ser y obrar. No hay una cronología a seguir, ni estilos artísticos ni elementos iconográficos. Un libro que invita a la reflexión y acercamiento al arte, siendo un punto de partida para un camino abierto a nuevas cuestiones y a las soluciones de estas, incompleto para que pueda ser enriquecido.
Caminos a la inspiración
“Abajo, en la lejanía, la cúpula de Brunelleschi flota en la colina, sobre Florencia, como una campana de plata. Tras las puertas del anciano se abren de par en par las puertas del taller. Sobre los muros que son de un tono oscuro con una ancha faja verde, brillan los profundos colores de sus cuadros”
De esta manera es como Waetzoldt nos narra el camino del pintor suizo Arnold Böcklin hacia su taller. La inspiración llega de los paseos, paisajes y vistas des de la ventana del lugar de trabajo del artista “sobre los flancos del Monte Morello”.
El autor nos describe los caminos que podrían haber inspirado a Böcklin a crear sus magnificas pinturas simbolistas y de paisajes lejanos, en los que, contrariamente a lo que el gran público de arte espera – inspiración en versiones más “dulzonas o sublimes”-, la inspiración viene dada por la observación del camino y belleza que forma parte del día a día, de la rutina, de la cotidiano, como es el camino hacia su taller.
La isla de los muertos (versión 3), 1883.
Nationalgalerie, Berlín.
Indistintamente del camino en el que Böcklin se cruzaba con su inspiración, el artista nos ha dejado una producción pictórica destacada por la gran reflexión que contienen sus obras, fruto de grandes momentos de introspección y observación de la vida, que llegaron a influir otros pintores como Marx Ernest o Dalí.
La floresta sagrada, 1886 Arnold Böcklin
Hamburger Kunsthalle, Hamburg, Alemania
Creatividad: receptividad a la inspiración
La confluencia del estado receptivo con el motivo pictórico acontece algunas veces en los más maravillosos lugares y ocasiones, señala Waetzoldt.
“Por mi alma se desarrolla una amable sucesión, imagen tras imagen. Súbitamente una queda más destacada, y las otras parecen velarse hasta que desaparecen”
Anselm Feuerbach
Waetzoldt pone estas palabras en boca del pintor alemán Anselm Feuerbach (1829-1880) quien describe así el nacimiento de la idea e inspiración en el pintor.

Feuerbach se encontraría con Böcklin en Roma con quien constituyó, junto con otros pintores, el grupos de pintores germano-romanos, inmersos en temas heredados de la cultura griega, aunque cada uno diferentes perspectivas.
Hay que estar receptivos para acoger a la inspiración que puede surgir en cualquier lugar y momento, aunque puede que nos visite con mayor frecuencia si se le facilita el camino: trabajando la introspección y mirada sobre nosotros mismos para percibir rápidamente la fugaz bocanada. Aunque nada nos garantiza como y cuando puede llegar, tal y como dice el autor del libro:
“A veces surge una ola de pensamientos de un gran vacio espiritual inconscientemente preparado para recibirla; en otras ocasiones la fantasía hace brotar de ella misma el último eslabón que falta, y sonoramente se cierra la cadena de la idea.”
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