Marià (Mariano) Pidelaserra Brias (1877-1946)
La primera vez que vi la obra de Pidelaserra fue en la Fundación Joan Abelló, concretamente en la Casa Museo, en la que se descubre una pequeña estancia llamada “Pidelaserra” con varios retratos hechos por el pintor. No es posible que los rostros de las figuras pasen desapercibidos al visitante: inquieta el parecido de las caras de tez blanca, ojos redondeados y expresión semblante. Estos retratos datan entre los años 20-30 del siglo XX. El presente articulo se centrará en la obra de Pidelaserra de finales de siglo XIX, principios del XX y en los acontecimientos del periodo de entre siglos.
Precisamente en los años treinta, concretamente en 1934 ve la luz el libro titulado El pintor Pidelaserra escrito por Francesc Pujols, quien dio su primera conferencia en el Ateneo Barcelonés hablando de Marià Pidelaserra, en 1905, iniciando así su trayectoria como crítico de arte. El libro escrito por F. Pujols empieza por rememorar la exposición de Pidelaserra en la Sala Parés el 1902.
Después de un viaje a París, del que hablaremos más adelante, el pintor regresa a Barcelona y expone las obras allí creadas. Las voces de la crítica al ver los paisajes de Pidelaserra hablan de impresionismo, intuyen las influencias de los pintores franceses e impresionistas en las obras del artista catalán por el color, la larga pincelada y la autenticidad de sus formas. La representación de la figura, pero, no exenta de dicho carácter y esencia, provocan un rechazo en muchos, que marcaría la carrera artística del pintor.

Miradas, perspectivas: controversia en la Sala Parés
“La nostra aLtmosfera estaba carregada i hi havia aquel ambient de silenci que, representat per la pintura, encara és mes amenaçador, perquè ja sabem que la pintura no sols es muda, sino que fa callar les pluges i els vents que pinta. Tot plegat, va fer un tro, i va caure un llamp a Can Parés. Era el retrat de la familia Déu, de les Corts, pintat per en Marian Pidelaserra i Brias.”[1]

F. Pujols nos habla de la exposición que tuvo lugar en la conocida Sala Parés en 1902. Marià Pidelaserra expuso el retrato de la familia Déu, parientes del pintor, y no obtuvo buena crítica.
A diferencia de la obra anterior, los paisajes que se expusieron, el crítico de arte, Raimon Casellas diría:
“Si haguessim de clasificar a n’en Pidalaserra segons la nomenclatura de les escoles francesas, diriam que no sóls es un pintor “impresionista”, sinò el més propiament impresionista que fins avuy ha sortit d’entre nosaltres…[2]”

Algunos de los paisajes exhibidos muestran barrios y calles de París, y es que en 1899, Pidalaserra viaja a la capital francesa junto a los artistas Emili Fontobona y Pere Ysern. Los jóvenes quedan impresionados con la ciudad gala, el contraste de lo majestuoso y la miseria, sus museos, el ambiente, ocio y espectáculo así como las luces y sombras de una gran urbe, centro de la modernidad. Finalmente decidieron entrar en la academia de Colarossi para continuar su formación.

Sobre su viaje a París, años más tarde, Pidalaserra manifestaría que “los modernos no me pasaban de flor de piel. ¿Y nunca diríais que me abrió los ojos? Fue Puvis de Chavannes, con sus frescos del Panteón. Fue una revelación divina. Vino en un momento oportuno a aclararme una pila de cosas. Manet, Courbet, Renoir ya parecían hechos para mis ojos. Era yo el que era todo otro[3]”
Corrientes artísticas, cambios y la crítica de entresiglos
Volviendo a la exposición de 1902 y a los comentarios de la crítica, Frederic-Pau Verrie recoge en su escrito El pintor Pidelaserra. Ensayo de biografía critica las publicaciones en la prensa de la época de tan controvertida exposición, entre ellos el escrito en la Vanguardia en febrero del 1902 por Alfredo Opisso:
“A la lista de los pintores que honran a Cataluña habrá que añadir des de esta fecha el del notable artista cuyas obras están actualmente expuestas en el suntuoso local de la calle de Petritxol. La colección de pinturas del Sr. Pidelaserra es digna de visitarse, pues se aparta por completo de la vulgaridad y refleja un verdadero temperamento artístico.”
Opisso indica la influencia de Claudio Monet y Sisley sobre las obras del pintor catalán. La crítica coincidió de todos modos en su aprecio por el paisaje pero llegó a discrepar sobre las figuras.
Como ya nos dice F. Pujols, el cuadro de la Familia Deu que se expone ese mismo año provocó el desagrado de parte de la crítica. En su defensa el pintor Joan Brull diria:
“Aquella pintura crua, sense trampes per atenuar rés, sense concessions per agrada al burgués, naturalment que fara soroll (…) pero crec que’l quadro exposat al Saló Parés surtirà d’aquesta tempestat amb totas las sevas qualitats que son grossas y dignas d’un gran pintor[4]”
Los paisajes de Pidelaserra gozaron de la buena acogida por parte de los intelectuales y teóricos del arte de principios de siglo; y a pesar de que sus figuras muestran y proyectan la misma intensidad estética, la pincelada rica en materia y la expresividad del trazo, fueron objeto de mala crítica y de gran desagrado. Quizá la forma y el significado en las obras de Pidelaserra tomaron dos caminos muy diferentes para el teórico y hubo cierta confusión que recae en los conceptos y categorías entendidas en el siglo anterior tal y como manifestó Eugeni d’Ors y recoge Verrié en su escrito:
“Pidelaserra pudo, hace veinte años, ser tomado equivocadamente por impresionista en razón a una semejanza superficial, o en consideración a un momento de madurez propia no consumada.”

La obra de Pidelaserra desde la distancia
En relación a la crítica Joan Cortès i Vidal en 1933 escribió:
“Us trobeu inermes, vençuts i atropellats enfront d’allò que fuig de les vostres qualiftcacions, que s’esmuny de les vostres sèries i que ultrapassa la vostra consciència. (…). La reacció que vingui després depèn de moltes coses; però si sou un obcecat, un fanàtic o, el que és pitjor, no teniu en el vostre esperit cap guspira de talent, aquesta reacció consistirà a rebutjar, a negar fins el dret a l’existència d’aquell exabrupte que cau fora de totes les vostres previsions. I així va ésser corn va reaccionar, no la multitud indocumentada, no el pacífic ciutadà desinteressat de l’art i dels seus problemas que visitava la Sala Parés com a complement del seu passeig del matí dominical, sinó tota la crítica saberuda i suficient, tots els artistes que per ací feien la viu-viu, quan Marian Pidelaserra i Brias va exposar a l’esmentat establiment, l’any 1902, aquell formidable retrat de família amb el qual es va donar a conèixer com a pintor al públic barceloní[5]”.
El escritor en 1933 explica como la crítica fue intolerante y rigurosa en relación a los cánones y etiquetas artísticas al ver que la obra de Pidelaserra no encajaba con las corrientes artísticas del momento y el rechazo que tal autenticidad causó.
Marià Pidelaserra dejó de pintar en 1905 para dedicarse al negocio familiar. No volvería a dedicarse a la pintura hasta la década de los años 20.
F-V. Verrie acabo su escrito sobre el pintor Marià Pidelaserra en 1948, un año después de la muerte del pintor, pero no sería publicado hasta mucho tiempo después. Francesc Fontbona amplió la obra de Verrié con su investigación sobre el pintor y escribió un texto biográfico que escribió del artista. En el 2002 el Museo Nacional de Arte de Cataluña celebro una exposición sobre el pintor comisariada por Josep Casamartina y fue cuando el escrito de Verrié vio la luz.
A pesar de las obras publicadas aquí citadas y de la exposición del MNAC, de la cual ya ha pasado la friolera de diecinueve años, Marià Pidelaserra a día de hoy es un pintor poco conocido. Sus obras se conservan en colecciones particulares y algunas otras en museos como la Fundació Joan Abelló, la Biblioteca Museu Victor Balaguer, el Museu de Cerdanyola, el Museo Picasso o el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
[1][1] PUJOLS, Francesc. El pintor Pidelaserra. Barcelona. Edicions Syra. 1934. P. 11
[2] Coses d’Art. Exposició de Pidelaserra en La Veu de Catalunya. 7 febrero de 1902.
[3] VERRIÉ, F.-V.: El pintor Pidelaserra. Ensayo de biografía crítica. Barcelona. MNAC Museu Nacional d’Art de Catalunya. Madrid. Fundación Cultural Mapfre Vida, 2002.
[4] Notes d’Art” en “Joventut, n. 147. Barcelona 4 de desembre de 1902, pàg. 783
[5] Art : publicació de la Junta Municipal d’Exposicions d’Art: Volum 1, núm. 04 (gen. 1934) p. 110
BIBLIOGRAFIA
FONTBONA, Francesc. El paisatgisme a Catalunya. Barcelona, 1979
FONTBONA, Francesc. Pidelaserra. Serie Gent Nostra;86. Barcelona, 1991
PUJOLS, Francesc. El pintor Pidelaserra. Barcelona. Edicions Syra, 1934
VERRIÉ, F.-V.: El pintor Pidelaserra. Ensayo de biografía crítica. Barcelona. MNAC Museu Nacional d’Art de Catalunya. Madrid. Fundación Cultural Mapfre Vida, 2002.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario